A medida que pasa el tiempo me siento más cercana a mi bebé. Nos conocemos más, nos entendemos con un gesto o una mirada. Nunca ha sido un bebé difícil, desde que nació lleva paz y alegría a todos los lugares a los que va, no es llorosa, no se queja, es muy observadora y sonríe todo el tiempo. Es muy interesante ver cómo reconoce a las personas de la familia o el entorno y cómo actúa diferente con cada uno. Su pediatra, por ejemplo, no le resulta demasiado simpática,claro, le revisa los oídos y las encías, a ella la mira seria y no le hace demasiada fiesta; en cambio con su cardióloga se siente feliz, le toma el brazo, le balbucea y sonríe mientras la doctora la ausculta. Su personalidad se manifiesta desde su nacimiento... y a mi me asombra desde ese día. He cuidado muchos bebés y realmente, no hay dos iguales. Hay bebés ansiosos y bebés pacientes, serios y sonrientes, bruscos y sensibles. Ya lo sé. Pero esta es mi hija . Y todo lo que ella me muestra me resulta apasiona
Diario de supervivencia de una madre argentina