Los jardines para niños tienen muchas caracteristicas comunes en estos dias. Son el resultado de lo que como sociedad permitimos y necesitamos; de lo que renegamos pero sin lo que no podemos estar. De lo que avalamos en silencio. No pretendo juzgar en esta entrada la forma en que se trabaja, pero es un mundo que conozco y quiero describirlo. Sin idealizar ni demonizar, pero con la realidad.
Los jardines o "guarderias" como se les llamaba antiguamente porque servian, aparentemente para "guardar" niños...son locales comerciales. Los regulan las municipalidades, no el ministerio de educacion. Alli hay personas que trabajan, algunas por vocacion, otras, para llevar dinero a su casa. Algunas personas de las que alli trabajan tienen algun tipo de formacion: o son docentes o estudiantes de nivel inicial o hicieron el cursito de auxiliar. Pero muchas otras no lo tienen: son estudiantes de otra carrera que necesitan hacer unos pesos o personas que por falta de calificacion no pueden acceder a otros trabajos.
En la mayoría de ellos hay salas para niños de diferentes edades y personal acorde a la cantidad de niños (en el mejor de los casos) por ejemplo, en sala de lactantes hay una persona cada 3 niños aproximadamente. Una persona puede encargarse de maternar a 3 niños ¿sola? no, puede fijarse que estén cambiados, alimentados y con algo de suerte, entretenidos. Pero no puede alzarlos, mecerlos, dormirlos en brazos, etc.
Un jardín de niños no es el mejor lugar para un niño. Pero tampoco el peor. Dejarlos con una tía octogenaria con poca paciencia no creo que sea mejor, por ejemplo. Si hay una opción confiable familiar, es preferible, pero probablemente no siempre exista dicha opción o no siempre sea mejor.
Ya no hay familia, somos mamá, papá y niño. Y listo. Y los abuelos seguro están trabajando en un call center y los vemos para navidad, o ni locos se ponen a criar hijos de otros. Paradojas de nuestra sociedad post moderna.
Criar niños en un jardín, es parecido a educarlos en tribu. Los nenes se acostumbran a que hay una cuidadora para varios y hay que compartir. La mesa, los juguetes, todo se comparte. Aprenden unos de otros. Saben que los adultos están para ayudarlos y se sienten protegidos. Las rutinas los ayudan a sentirse cómodos.
Igual sería mejor estar con mamá. Que ninguna mamá necesitara salir de su casa hasta que su niño no tuviera al menos un año. O que si saliera porque tuviera o quisiera (¿por qué no?) a trabajar fuera por pocas horas y respetando sus vicisitudes de mamá.
Los jardines necesitan ser incluidos dentro del sistema educativo, para revisar sus modos y para dar garantías: a niños y a su personal- Las personas en los jardines trabajan en negro, no cobran vacaciones, ¡no tienen vacaciones!, no tienen obra social, no ganan bien. Como mucho, ganan como un empleado de comercio, y trabajan 8hs. Si, 8hs... con niños. Con muchos niños. E intentan hacer lo mejor posible.
Deberíamos repensar nuestros jardines ¿queremos que tengan inglés desde los 6 meses? ¿ queremos que lo cuide una persona calificada? ¿queremos que salgan pulcros o que se hayan divertido? ¿queremos pagar más por el jardín, para que la persona que trabaja allí tenga un pasar acorde? ¿o preferimos una cuota módica y...que sea lo que Dios quiera?
Hay oferta, porque hay demanda. Es la "sociedad" la que decide qué jardín funciona y qué jardín no. Nosotros somos la Sociedad. Nosotros elegimos a los mandatarios que nunca proponen aumentar la licencia por maternidad. Nosotros elegimos vivir solos, aislados de la familia. Nosotros dejamos a nuestros bebés de dos meses en los jardines 8hs. Para ir a trabajar. Para poder pagar el jardín.
Los jardines hacen en su mayoría un buen trabajo, de ello depende su reputación y su continuidad en el tiempo. Pero hay que repensarlos ¿Cómo deberían ser? no sé, todos, en conjunto deberíamos pensarlo. Cambiar nuestra forma de vivir. Se busca la excelencia, la competitividad. De "formar niños felices" no he oído nada. Ni como oferta, ni como demanda...
Tenemos los jardines que queremos. Funcionales. Ahora habría que pensar si tenemos la vida que queremos. Pero esa ya es otra historia.
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